Cocina en L

El diseño de una cocina en L abarca muchos elementos y las opciones en cuanto a acabados son prácticamente infinitas. Por ese motivo siempre ofrecemos un asesoramiento personalizado a nuestros clientes.

Contamos con un equipo de profesionales multidisciplinar entre los que se incluyen expertos en diseño de cocinas, quienes pueden orientarte para encontrar la cocina ideal para tu hogar que estás buscando.

La cocina en L maximiza el espacio disponible, pero al mismo tiempo otorga comodidad para cocinar. Normalmente orienta la pared más alargada para la encimera y el fregadero, dejando el resto de electrodomésticos en la otra pared.

Con esta distribución se consigue un triángulo de trabajo perfecto y, al mismo tiempo, se garantiza comodidad a todas las personas que estén en ese momento en la cocina.

Si hablamos de una cocina en L con ventana, tenemos varias opciones. Dejarla encima del fregadero suele ser preferible, pero algunas distribuciones aconsejan mantener esa pared libre para maximizar la entrada de luz natural al resto de la estancia.

Una de las ventajas principales que ofrece una cocina en L es que se adapta a la perfección a cualquier espacio disponible. No obstante, es recomendable que cuente con unas medidas mínimas, para una distribución perfecta de todos los elementos.

Una cocina en L ideal cuenta con un espacio disponible de al menos 25 m2, en una vivienda de unos 150 m2.

En cualquier caso, el lado más largo de la cocina en L debería contar con unos 2,7 m2, mientras que el pequeño debería tener al menos 1,2m2. En total, deberían sumar de 4 a 7,9 m2.

Además, estas medidas mínimas pueden complementarse con la funcionalidad que otorga una isla, sobre todo si abrimos la cocina en L al salón.

Una cocina en L es aquella que aprovecha dos de las paredes para la preparación de comida, formando así un ángulo recto. Esta disposición optimiza el espacio si estamos ante una cocina pequeña y amplía su versatilidad en una cocina en L abierta al salón.